Maricarmen García Elías
Animalia
El COVID además de representar una de las peores pandemias en la historia de la humanidad ha significado un freno a un sinfín de actividades, entre ellas el turismo. Particularmente el turismo con animales ha tenido un respiro positivo donde se ha puesto fin durante este tiempo a la crueldad debido a la pandemia casi en todo el mundo. Miles de animales silvestres sufren en México y en todo el mundo solo para entretener a turistas. Algunos de estos animales fueron arrebatados de la naturaleza a una edad temprana y otros nacieron en cautiverio.
En Veracruz por ejemplo a pesar de estar prohibidos desde 2016 por la Ley Estatal de Protección a los Animales, los embalses y vaquilladas de toros se venían realizando discretamente ya con mucha menos publicidad y con adecuaciones que no están autorizadas en ningún artículo de la ley «para no lastimar a los animales» por supuesto con la complacencia de los alcaldes y la vista gorda del gobierno estatal , incluso salían muy bravucones a dar rueda de prensa los munícipes cobijando a los empresarios de estas actividades diciendo que como iban a desaparecer tradiciones como éstas que tanto dinero dejaban en los pueblos y que al igual que como ocurre con las peleas de gallos en ningún lado se ve reflejado como detonante base de la economía de estos lugares , algunos incluso pueblos mágicos, donde en cambio sí se observan desde hace años que alcaldes van y alcaldes vienen, calles llenas de baches, luminarias sin funcionar, alto índice de delincuencia, niños trabajando en la calle porque desertan de la escuela por falta de recursos económicos, personas de la tercera edad en mendicidad y un sinfín de problemas sociales acentuados aún más con la pandemia para los que los gobiernos en los tres niveles deberían plantear soluciones y estrategias inmediatas .
Hoy con la pandemia ya no hubo un Día de la Candelaria donde sufriera algún toro, se sustituyeron por otras actividades y se demostró que nada en perjuicio de la población pasó, al contrario, no hubo borrachos armando peleas en esas conglomeraciones, no hubo accidentes que cobraran vidas humanas por enfrentar a los toros como ocurrió años atrás en Xico, Teocelo y Tlacotalpan en nombre de fiestas religiosas desvirtuadas de su esencia, no hubo gastos de miles de pesos para estas fiestas que son solventadas con recursos del pueblo habiendo tantas otras necesidades como ya mencionaba.
El turismo con animales que existía antes de la pandemia tiene una tendencia irremediable a desaparecer precisamente por todo lo que ha significado esta pandemia y el trato ético que están dando gobiernos alrededor del mundo a los animales explotando lo mejor del turismo de cada región de manera amigable con los animales y el medio ambiente, por ejemplo en Tailandia ya se tienen nuevos esquemas de turismo diseñados con ambientalistas y mercadologos voluntarios expertos para cuando se pueda reactivar el turismo y esto incluye que los turistas tengan una experiencia agradable con elefantes pero sin invadir su espacio . El hecho de que antes los turistas podían montar o bañarse con los elefantes representaba que para hacerlo los elefantes recibían un entrenamiento doloroso, hoy podrán disfrutarlos pero con una sana distancia y en su hábitat natural y los granjeros no se verán afectados en su bolsillo, por el contrario, se prevé un mayor turismo que simpatiza con el trato ético hacia los animales.
Nuestros pueblos mágicos y ciudades veracruzanas también tienen todo para detonar un turismo positivo una vez que la pandemia pase; playas, bosques, comidas y bebidas deliciosas, montañas, etc. Pero sobre todo existen todas las condiciones para detonar un turismo que sea amigable con los animales y el medio ambiente y que represente en verdad una derrama económica para todos los veracruzanos con la voluntad política y visión humanista de los tres niveles de gobierno.
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