Salvador Muñoz
Los Políticos
¿La tiene dura el PRI? Como buen jarocho, responde con una ligera sonrisa propia de quien entiende el albur: “¡Siempre!” Pero retomando la pregunta ya en serio, dice que si el Presidente denosta a todos los opositores, si el Presidente persigue al dirigente de un partido político porque no votó en la Cámara como quiso, pues entonces el PRI la tiene dura, pero el PAN la tiene dura, el PRD la tiene dura, y todos los partidos la tienen dura “porque no se enfrentan a un régimen que construimos entre todos de 1994 a la fecha… Nos estamos enfrentando a una regresión que pretende llevar a este país ¡a los años 70!”
Una mesa para cuatro de Marquitos (Ramón Alberto Reyes, Fernando Kuri Kuri, así como Marlon Ramírez y el que escribe) nos permite echarnos entre los famosos tacos de Xalapa, una plática entre anécdotas, una que otra broma, y hasta conocer una idea que pretende hacer propuesta, aunque a primera escucha, suena extraordinaria: ¡voto obligatorio!
Marlon hace el siguiente análisis: Por cada cuatro que aportan, uno recibe apoyo de Gobierno; entonces, 28.3 millones de personas reciben un apoyo de Gobierno, pero más de 100 no… lo que hace parecer que a la hora de las votaciones, el Gobierno tenga el apoyo de todos ¡y no es así!
“Entonces, ¿a qué tenemos que llegar? ¿Quitarles el dinero? ¡No! porque creo que es un acto de justicia dárselos, pero entonces revisemos: o no votan ¡o hacemos obligatorio que voten todos!” sentencia el dirigente del PRI en Veracruz.
De inmediato ataja: “Cuando se vuelva obligatorio el cien por ciento del estado nominal, ¡entonces ya no va a ser importante que tengan el 30 por ciento de sus votos! Esa es la propuesta del PRI de Veracruz… Hoy lo que ocurre es que las minorías están gobernando a las mayorías…”
El también diputado local hace la siguiente reflexión: después de una elección, la queja es “Uta! Ganó fulano!” –¿pero votaste?– “No, porque me fui a ver el Futbol… no, porque fui con mi hijo al parque… no, porque me puse a limpiar mi casa”. Tenemos que salir a votar todos…
–¿Sería una obligación ciudadana?– le pregunto…
–¡Claro!
–Pero también tenemos un chingo de obligaciones ciudadanas como no tirar la basura…
“Estoy de acuerdo –me responde– pero finalmente si tú revisas cuál es la cultura que hemos construido a lo largo del tiempo con el tema de la basura, con el tema del cinturón de seguridad –por citar algunos ejemplos– ¡hoy es totalmente distinta!”
Recuerda la primera ocasión, que en el Puerto de Veracruz se volvió obligatorio el cinturón de seguridad, y si no, ponían una multa ¡por cinco mil pesos! “El día que me multaron ¿sabes cuándo me volví a quitar el cinturón de seguridad? ¡Nunca! Aquí pasa lo mismo: si se está devastando la economía y para evitarlo hay que votar, ¡votemos todos!”
Sí, parece complicado, extraordinario, pero Marlon Ramírez hace otra reflexión: ¿Tú pensabas hace 25 años, que en Veracruz se iba a aprobar una reforma para el matrimonio de personas del mismo sexo? –No– Entonces, por qué en este momento, que estamos observando problemas reales, sustantivos, no empezamos a pensar en soluciones reales, sustantivas…
Agrega Marlon con otro ejemplo: Si tú no fueras a votar en el proceso electoral, en la siguiente ocasión que fueras al banco, te retendrían tu credencial de elector… y que ya no te validen ni tu pasaporte ni tu licencia de manejo para poder identificarte y poder cambiar un cheque… ¡entonces la gente va a empezar a votar! a lo mejor en el primer intento vas a ver que la gente se va al 80 por ciento de participación… y te vas a dar cuenta que ya no es importante que traigan el 30 por ciento de votos… ¡a grandes males, grandes remedios!
La idea se está construyendo… netamente veracruzana… no es mala la intención cuando uno se pregunta el costo del voto en cada elección… Marlon saca la calculadora y dice que el del PRI sale como en 20 pesos… pero el de Morena, ¡arriba de 8 mil estampados en bardas pintadas, espectaculares, miles de lonas, miles de playeras, miles de gorras…
¿Y usted qué piensa? Un Sí al rey de las elecciones, el Abstencionismo; ¿o llevar al 100 por ciento el voto a las urnas a la de Güigüi?
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