Álvaro Belin Andrade
Hora Libre
Con un dirigente nacional cuyo cambio no se presta a ninguna vicisitud pues lo determina su principal amanuense, Andrés Manuel López Obrador, Morena no parece que tenga en puerta conflicto interior alguno. En efecto, aunque ya se escuchan las campanas para despedir a Martí Batres Guadarrama, un dirigente a modo que permite al Peje moverse en campaña sin atender asuntos pedestres, lo cierto es que quien quede será producto de una orden superior.
Lo mismo ocurre en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), donde la asunción de Manlio Fabio Beltrones, negociada con el mismo presidente Enrique Peña Nieto, no solo cayó como una pieza ajustada sino incluso parece que fortalecerá la figura presidencial. El propio sonorense ha anunciado el fin de la llamada ‘sana lejanía’, impuesta por el último presidente de la era priista, Ernesto Zedillo, y la vuelta al PRI unido y monolítico, cuyas decisiones más importantes emanan directamente de Los Pinos.
Por el contrario, el Partido de la Revolución Democrática enfrentará un cambio anticipado, urgente en su dirigencia nacional (a la que le restaban meses para concluir su gestión estatutaria), luego de que Carlos Navarrete se vio obligado a poner su cabeza en el centro de la mesa en una maniobra desesperada por detener la caída vertical de un partido cuyo único bastión, el Distrito Federal, seguramente perderá en los próximos comicios de Jefe de Gobierno en 2018, si no hacen nada por contener su desprestigio y el crecimiento de Morena.
El otro grande, el Partido Acción Nacional, vive otro más de sus trompicados procesos internos para elegir a su dirigente nacional, con la participación de un joven panista, el diputado Ricardo Anaya Cortés, quien ha mostrado fisuras en su comportamiento que le han llevado incluso a titubear ante los ataques por corrupción esgrimidos por su oponente, el senador Javier Corral, a quien sin embargo no dejarán llegar porque confrontaría a la nueva generación de panistas congraciados con el poder, la fortuna y la corrupción. El próximo domingo 16 de agosto podríamos confirmar la carrera ascendente de Anaya.
El caso del PRD parece el más complicado. La imposición en la dirigencia nacional de uno más del grupo de los Chuchos, una especie de banda que domina hace años los destinos del PRD, no hizo sino apresurar la salida de importantes cuadros que, o se incorporaron a Morena con Andrés Manuel, o simplemente se la juegan por la libre, manifestándose como una verdadera roca en el zapato de quienes han llevado al partido histórico de la izquierda a su sometimiento al PRI, desde el Pacto por México, y que difícilmente reencontrará el camino para el cambio político del país.
Van por 12 gobiernos estatales
Como vemos, los principales partidos políticos del país (PAN, PRI, PRD y Morena) renovarán sus mandos con miras a su participación en los comicios de 2016, en que habrá cambios en los gobiernos de 12 estados del país, y en los que casi 27 millones de personas tendrán derecho a emitir su sufragio.
Se trata de las elecciones locales más importantes y más numerosas, luego de que en 2015 se renovara el poder ejecutivo en nueve estados. No solo porque son más las entidades, con varios estados en que puede romperse el predominio de un partido político (como el caso de Veracruz), sino por el número de votantes que podrán acudir a las urnas.
Llama la atención Veracruz, la entidad con el mayor padrón electoral de entre las que tendrán que elegir a un nuevo Gobernador, con 5.6 millones de ciudadanos registrados. Y es que en el ámbito nacional consideran ya que será una batalla a muerte entre el PRI y el PAN.
Mientras en 2010 Javier Duarte, de la coalición PRI-PVEM, obtuvo más del 43 por ciento de los votos que le permitieron acceder al poder (ya hemos visto con qué aciagos resultados) venciendo al PAN (con Miguel Ángel Yunes Linares) que alcanzó el 41 por ciento, para 2015 los números han variado: el PRI y el PVEM lograron el 36 por ciento de la votación (6.5 puntos porcentuales menos que en 2010). Ciertamente, al PAN le fue peor porque apenas obtuvo el 23.7 por ciento, una caída cercana a los 17 puntos porcentuales.
De ahí que la posibilidad de que el PRD una fuerzas con el PAN en una alianza por sacar al PRI del Palacio de Gobierno puede redundar en la primera alternancia del poder en Veracruz, porque en los recientes comicios la izquierda en su conjunto (PRD, Morena, Movimiento Ciudadano, PT) obtuvo más del 30 por ciento de los votos.
Los otros estados en que habrá cambio de gobernadores son: Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca (por cuyo gobierno apostará Morena su credibilidad política aliándose con la sección 22 del sindicato magisterial), Puebla (cuyo gobernador saliente, Rafael Moreno Valle, prácticamente se da como seguro candidato presidencial panista en 2018), Quintana Roo, Sinaloa, Tlaxcala, Tamaulipas y Zacatecas.
Luis Arturo Ramos, de puño y letra
De nueva cuenta, el escritor minatitleco Luis Arturo Ramos ha prendido sobre su figura las candelas editoriales con una nueva novela, De puño y letra, donde la búsqueda de un manuscrito del poeta Orlando Pascasio desvela al trasnochado poeta-detective Bayardo Arizpe.
Este miércoles 12, a las siete de la noche, en el auditorio del Ágora de la Ciudad hablarán de esta obra narrativa Mario Muñoz, Guadalupe Flores, Itzel Guevara, Lucy Ortiz y Víctor Hugo Vázquez.
«Bayardo Arizpe es un poeta-detective que se niega a usar celular, computadora o tarjeta de crédito para no hacerle juego al capitalismo y se reúne con sus amigos en una cantina del centro de la ciudad de México dentro de un grupo que han denominado ‘Los Lapidarios’».
Reconocido escritor y un gran amigo, Luis Arturo Ramos ha publicado Violeta-Perú (1979), Intramuros (1983), Este era un gato (1988), La mujer que quiso ser Dios (2000) y Mickey y sus amigos (2010), entre otros libros.
Del libro que se presentará este miércoles, el egresado de Letras Españolas de la UV, quien ha impartido cátedra en la Universidad de Missouri y actualmente coordina la maestría en Creación Literaria en la Universidad de Texas en El Paso, señala
«Tenía que inventar un personaje que es un detective, que también es poeta. Nunca lo entrevistan en canal 22 o no le dan becas de Conaculta, pero tiene su lugar; es soltero además, pero también los solteros comen, se dedica a dar talleres literarios, a vender libros usados y también a descubrir adúlteros. Este es mi personaje central, se mete a buscar el famoso libro y ahí le van a pasar una serie de situaciones”.
No se pierda la presentación ni vaya a dejar de comprar un ejemplar de la última novela de Luis Arturo Ramos.
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