El primer individuo saltó entre la maleza y rápidamente se internó dentro de los patios de los antiguos ferrocarriles de la estación. Justamente en esos instantes, alrededor de cinco patrullas, así como de motocicletas apoyaban al guardia municipal en su misión. Uno de los policías me conminaba a salirme de ese espacio donde recién iniciaba la reyerta. Habían pasado acaso tres minutos cuando se escucharon percusiones de armas de fuego, y después todo quedó en silencio, posteriormente el ulular de ambulancias y más patrullas seguían rumbo al sitio donde se había suscitado el enfrentamiento, teniendo como víctima al primer sujeto que había yo visto en mi camino, aquél que la desesperación hizo presa en su ser ¡ahora yacía sin vida!
Metros adelante sobre la misma arteria, un taxi era copado por elementos de la policía, así como tres sujetos eran esposados al mismo tiempo.
Acababan de realizar un asalto a mano armada en un negocio de azulejos, viendo frustrados sus intentos.
Al llegar a mi trabajo y antes de bajarme del auto, me quedé pensando cómo en un abrir y cerrar de ojos nos cambia la vida, yo que había salido contento y tranquilo, la misma rispidez del suceso hizo que mi semblante se preocupara y sobre todo que mi ser se agitara.
Y me llegaron a la mente una inmensidad de incógnitas, preguntas sin respuesta sobre todo por la vida de quien por un error de decisión terminó de una forma vil.
¿Cuál sería la reacción de sus padres al saber de la noticia? ¿acaso tendría familia, hijos? ¿cuáles serían las causas que orillaron a este ser de cometer un robo de esta magnitud? ¿sería acaso las malas amistades que lo condujeron a tratar de conseguir dinero de una forma “fácil” pero peligrosa?
En la mayoría de los casos, son sujetos que han visto desde sus inicios a padres desobligados tirados al vicio, núcleos familiares destruidos por drogas. Carencia de amor y responsabilidad en su formación.
Así mismo me vino a mis pensamientos el oficial de policía, el que por un salario arriesga su vida, y todo por salvaguardar la tranquilidad de la sociedad.
¿Cuál sería el pensamiento del guardián del orden, cuando con su pistola, en una de sus manos perseguía afanosamente al delincuente?
No es una tarea fácil y se le aplaude y sobre todo se le agradece.
Mi respeto y admiración para todos aquellos uniformados que trabajan cuidando el bienestar de la ciudadanía.
Y al delincuente acaecido, “descanse en paz»
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