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    Salvador Muñoz
    Los Políticos 

    No está el lector para saberlo ni yo para contarlo, pero de lunes a viernes hago mis comidas en la oficina donde trabajo. No es porque no me quieran en mi casa (al menos eso creo), pero el trasladarme a ella equivale a unos 20 minutos en moto que se repiten de regreso, por lo que si me dieran una hora para comer, lo tendría que hacer en 20 minutos… ¿a quién chingaos le sabe una comida en 20 minutos a sabiendas de que tiene que salir corriendo para el trabajo?
    Pero no soy el único que come en la oficina… casi todos… por eso puse “si me dieran una hora para comer”. Me dan dos horas y media. Ha de decir usted: ¡Fabuloso!
    No se crea… le decía que casi todos comen en la oficina y es que salir a las dos de la tarde a casa, sea en carro particular, camión, taxi, es perder el tiempo de manera increíble… no a todos les gusta andar en moto.Trasladarse entonces al centro en las otras alternativas, equivale a una aventura de una hora sin contar que no haya algún choque que se atraviese en el camino o quizás una manifestación de las que nunca faltan. Llegar a la casa es comer en menos de quince minutos y casi con la misma, salir corriendo ¡ah! es que hay reloj checador y con ello, si llegas tarde, a la mayoría le aplican descuento.
    Aunque tengo la oportunidad de ir a comer a casa no voy, porque la mujer cuenta con una hora para comer en su trabajo y atravesar la avenida Lázaro Cárdenas en hora pico es como tratar de hacer méritos para ser beatificado o hasta santificado… así que si mi mujer saliera a comer llegaría hecha una diabla echando pleito contra Tránsito y el tráfico.
    Leo a la directora de Turismo municipal de esta caótica ciudad, Dary López Andrade. Dice que el estado en que se encuentran las calles de la ciudad no es impedimento para dejar de promocionar la región…
    ¡Por supuesto! Las condiciones de avenidas, calles y carreteras son un problema mínimo… lo cabrón es el pinche tráfico… ¿qué chilango quiere salir de un embotelladero para meterse en otro? Les parece increíble que en una ciudad tan pequeña se perciba este caos…
    No soy xalapeño de nacimiento, pero llego a esta ciudad enamorado de sus calles, de su llovizna, de sus casonas, de ese aire entre provinciano y cosmopolita que me hacía sentir en casa por la calidad y calidez de sus vecinos que, con las puertas abiertas, me recibían en sus hogares…
    No me siento xalapeño, soy xalapeño y si algo quiero, es que esta ciudad crezca, ¡pero económicamente! ¡culturalmente! ¡humanamente!
    Si estos tres elementos se aunaran a los que ya se tienen, se haría más atractivo Xalapa porque aunque se refieran a ella como la Atenas, sinceramente suena mejor “La-Penas”…
    Lo he dicho y repito sin cansancio… salga y vea a la gente que camina hacia usted… son verdaderos zombies… indolentes, insensibles, respirando una altanería y soberbia que ofende… no conocemos el “Buenos días” para el desconocido porque si se lo dices a un caballero, se te queda viendo con recelo y si te responde, lo hace con un gruñido y quizás pensando “ese buey es puto”… y si se lo dices a una dama, dijera la canción: ¡se agacha y se va de lado!
    ¡Ya ganas cuando te encuentras una sonrisa de respuesta! Creo que debemos aprender a decir otra vez “Buenos días”, “Buenas tardes”, “Buenas noches”, para volver a entender la cortesía.
    Nuestras calles son basureros… ¿cada vez que tiro basura en la calle fomento el empleo y las inversiones? Digo, porque veo gente que trabaja recogiendo lo que tiro y más carros recolectores…
    No sé cómo se pueda llamar a ésta, nuestra sociedad, que “usa y desecha” sin peso de conciencia. Incluso, hay quienes cínicamente, sin vergüenza, tiran la basura donde se les da la gana; hay los discretos, que en un rápido movimiento, se deshacen de ella; el ocultista, aquél que mete su basura en los lugares menos insospechados; el atascado, que ve que el bote está lleno y sigue echando basura hasta desbordarla… en fin… una ciudad sucia que sus autoridades sólo cuidan el centro y sus ciudadanos descuidan lo demás, como que no dan ganas de visitar…
    Tenemos un servicio de transporte urbano deprimente… armatostes circulando por callecitas; paran el tráfico porque su lugar de aparcamiento es ocupado por particulares que hacen caso omiso a señalamientos; arrojan cantidad de humo que es innecesario fumar para jodernos los pulmones… al menos he de reconocer que han bajado su temeridad a la hora de conducir… como turista, para qué quiero una central camionera ¡en pleno centro de Xalapa!
    Yo, como turista, quisiera caminar por el centro tranquilamente. Entrando a Palacio de Gobierno y municipal para conocer su arquitectura… (¡ok! dejen los polis… ¡pinches paranoicos igual que yo!) salir y atravesar a la Plaza Lerdo o al parque Juárez sin tener que esperar un semáforo peatonal que me obliga a caminar aprisa porque el tiempo del peatón es más corto que el de un automovilista. Sí, el sueño de un Centro Histórico sin carros es sólo eso… un sueño.
    Es esperanzador lo que dice Dary López… a lo mejor “en quince años (Xalapa) ya va a estar colocado como destino turístico”… sinceramente yo lo dudo… porque se pueden reparar baches, se pueden reparar calles, se pueden comprar más recolectores de basura, se pueden comprar más “armatostes urbanos” y hasta poner más semáforos con pasos peatonales ¡incluso hasta más puentes! pero lo que no se está haciendo es educar a nuestra gente…
    Mientras pasan los quince años de Dary, seguiré comiendo en esta oficina…

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