Salvador Muñoz
Los Políticos
Dos días con dolor de rodilla se volvieron insoportables en el cierre de este año… si caminar ya era una tortura, imagine ahora bajar las escaleras… la Mujer ya no aguantó mi actitud quejumbrosa… ya saben: cojo en el día, cojo en la tarde y cojo en la noche, ¡pero con dolor! Hizo una llamada por celular, y me mandó a la casa del Profesor Diabólico.
Realmente se llama Alejandro, pero su nombre artístico en el ámbito de la Lucha Libre es Profesor Diabólico… antes era Dr. Diabólico, pero me dijo que se tuvo que cambiar el nombre… no pregunté el porqué, porque mi molestia en la rodilla era más grande que la curiosidad.
No cuestionó mi aflicción cuando me vio bajar las tres escaleras que hay en su consultorio y dar un ligero brinco. De inmediato me dijo que tenía problemas en los ligamentos de la rodilla.
Nos sentamos frente a frente. Me pidió que me subiera el pants más allá de la rodilla y me advirtió que me iba a doler… puso su mano en la rodilla y ¡zaz! al apretón, tronó ¡y sí! ¡sí dolió! Apretó en el otro lado de la rodilla y empezó a acomodar el otro ligamento… “Camina un poco”, me dijo, me levanté aún con el dolor pero con una diferencia ¡ya no renqueaba!
En ese caminar en el espacio de su consultorio, pude ver el altar enorme en la pared dedicada al Caballero de la Noche: ¡Batman! ¡Cantidad de muñecos de distintos tamaños adornaban esa pared!
Al ver mi admiración hacia el personaje de DC, me dijo que si hubiera souvenirs, entonces en esa pared estaría otro personaje: ¡Kalimán!
Alejandro me pide que me siente mientras vuelve su mano a los ligamentos de mi rodilla… hay dolor pero ha ido disminuyendo… me platica que cuando niño, tuvo un amigo que siempre lo invitaba a escuchar el programa de radio del Hombre Increíble. Cuenta que su camarada era una persona muy seria, pero a la hora de escuchar a Kalimán, cambiaba radicalmente… toda su atención se centraba en la voz del narrador así como de los personajes ¡y hasta paraba de comer! ¡se quedaba inmóvil a esperar la conclusión de la acción!
Le digo a Alejandro que yo no sólo lo escuché, sino también lo leía porque la Tía Queta cada semana, religiosamente me compraba la revista… incluso le dije que de cierto modo, Kalimán era enseñanzas y por mi mente pasaron como flashazos el “serenidad y paciencia, mucha paciencia, pequeño Solín”, “No hay fuerza más poderosa que la mente humana, y quien domina la mente, lo domina todo”, “La inteligencia es mejor que la fuerza bruta”, o “el arma más poderosa es la mente humana”… y discutimos sobre el turbante y la rareza de que cuando peleara nunca se le cayera…
Volvió a la rodilla y el dolor fue disminuyendo para dar paso al alivio… le pregunté si luchaba aún y me mostró un cinturón ¿de peso completo? no recuerdo… pero sí recuerdo que me dijo que lo acababa de ganar acá en Xalapa. Fue cuando me dijo que tuvo que cambiar de nombre. Y no le pregunté porqué.
Sacó de entre el universo de Batmans un enorme dibujo casi de “tamaño natural” de un Kalimán… digo “tamaño natural” porque era como de nuestra estatura… dice que lo hizo un joven a quien estaba entrenando… un panadero que ha de entrar al Pancracio… y me presumió un trazado de Batman que le hizo un arquitecto que llegó como paciente y que mientras estaba siendo atendido, hizo el boceto…
Me habló de que mi problema en la rodilla pudo tener muchas causas pero la principal es el estrés o algo que alteró mi rutina. Nos despedimos no sin antes acordar una cita más, ya sea para atender mi rodilla u otro achaque… caminé hacia el carro y entonces me di cuenta… ¡efectivamente! iba caminando… ya no renqueando… ¡esto era algo Diabólico… del Profesor Diabólico!
smcainito@gmail.com
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