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    Lorena Piñón Rivera*
    Consummatum est 

    Bien dicen que las épocas de crisis pueden inspirar desde las más genuinas muestras de solidaridad y empatía, hasta las más abominables expresiones de miseria humana. Es cierto, el confinamiento de tantos días y la zozobra causada porque no hay un pronóstico razonable de la finalización de la pandemia, pueden llevar a los extremos el humor de las personas.

    Cada reacción y motivaciones son completamente distintas, aunque esos arranques violentos o de una consistente abulia indolente, deben ser exclusivos de entes individuales no de instituciones que fueron creadas para atender asuntos públicos, como por ejemplo la oficina de comunicación social del gobierno de MORENA.

    Esta semana ha quedado exhibido que el vocero presidencial Jesús Ramírez Cuevas, ha permitido que se presenten intérpretes del lenguaje de señas mexicanas no preparados, que se atrevieron a mandar mensajes absurdos, incoherentes y hasta groseros, que de ninguna manera coinciden con lo planteado en las conferencias de prensa que son encabezadas por el Ejecutivo Federal.

    Por mandato de la ley que norma la administración pública federal, Jesús Ramírez Cuevas  tiene la responsabilidad de instrumentar las estrategias para conducir la política de comunicación social del Gobierno Federal “con la intervención que corresponda a la Secretaría de Gobernación conforme a la presente ley. Para tal efecto establecerá, mediante disposiciones de carácter general, el modelo organizacional y de operación de las unidades administrativas que realicen actividades en esta materia”.

    Lo estipulado en la normatividad mencionada es grave, porque el desempeño de Ramírez Cuevas de rebote compromete a la secretaria Olga Sánchez Cordero. El yerro del vocero que se autonombra con soberbia como heredero de la escuela de Carlos Monsiváis, es de sumo grave y debería merecer al menos un extrañamiento de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, porque es responsable de emplear a personas no capacitadas y eso demuestra un completo desprecio por la comunidad mexicana con problemas de audición.

    El artículo 21 de la Ley General de Comunicación Social asegura que la vocería presidencial debe promover “la difusión y conocimiento de los valores, principios y derechos constitucionales; además de las campañas de turismo, educación, salud y protección civil, así como informar a los ciudadanos de sus derechos y obligaciones legales, entre otros”.

    En esa misma lógica se establece más adelante que cualquier ejercicio de comunicación social gubernamental no debe contener expresiones que redunden en discriminación, así como tampoco estar destinada a discriminar, criminalizar o estigmatizar a cualquier persona o sector de la sociedad en el ámbito político, social, económico o cultural.

    La vocería es responsable de agraviar a este segmento vulnerable de la población con una burla inadmisible e indolente, a la que se le niega su derecho a informarse de lo que expone el Presidente de la República y hasta ahora Jesús Ramírez no ha tenido siquiera la delicadeza de al menos disculparse.

    Consummatum: Se ha cumplido un año de la elección de Alejandro Moreno y Carolina Viggiano como dirigentes nacionales del PRI. Manifiesto mi gratitud por incorporarme a su proyecto de renovación partidista,  en el que ha quedado ratificado que los jóvenes y las mujeres son la opción preferente del partido para cimentar el triunfo en los próximos comicios. Tw: @lorenapignon

     

    * Secretaria Nacional de Gestión Social del PRI

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